Empezamos con este post de viaje en Islandia 1. ¡Hay más por venir!

Llegamos a Reykjavik a las 3 de la madrugada. Hasta las 6 esperando el bus en el aeropuerto y ya a las 7 dejando las maletas en hotel. Algo cansados pero con la ilusión de comenzar el viaje.

Buceo Silfra y paseo por Reykjavík

Este día, el plato fuerte era bucear en Silfra. El buceo en Silfra es algo que desde hace ya tiempo me llamaba la atención. Ya cuando empecé a bucear en el centro de buceo al que iba había un gran cartel, de publicidad, en el que se mostraba un buzo en una especie de cañón en unas aguas hipercristalinas. Pues bien, aquello era Islandia y exactamente Silfra. Os dejo un video que he hecho de la experiencia para que os hagáis una idea del espectáculo.

Islandia es el único  sitio del mundo en donde la división entre dos placas continentales se muestra en la superficie. Lo bueno de eso es que hay huecos entre ambas placas continentales que están llenos de agua de los glaciares, un agua que se considera de las más cristalinas del mundo llegando a tener una visibilidad de más de 120 metros… Las aguas son frías por lo que es buceo con traje seco. Se mantienen durante todo el año a una temperatura constante de 3-4 grados. Un buceo de contraluces y formaciones de lava donde la vida casi es inexistente y solo se ven unos dos o tres tipos de alga y con suerte alguna trucha ártica.

A las 9 nos recogía Ramsey de Magmadive y nos llevaba a bucear a Silfra. Elegimos Magmadive y para mí fue un éxito de elección. El buceo allí es carísimo. A la hora de elegir y buscar siempre se ve la publicidad de dos empresas principalmente. El problema es que suelen organizar las inmersiones en  grupos y vas a bucear con muchísima gente a la vez. En cambio Magmadive, por 20 euros más que el resto, el buceo es personalizado y solo buceas tú con el guía. Ese plus no tiene precio, además de que te recoge en un 4×4 que es una pasada. El guía, David Ramsey, es bastante agradable y aunque no sepas mucho ingles hace por comunicarse contigo sin hacerse pesado.

Buceo Silfra y paseo por Reykjavík

Lo más importante es que el equipo está en muy buenas condiciones. Equipo principalmente marca Hollis. Los trajes secos en perfectas condiciones, no nos entró agua a ninguno de los dos y son de buena calidad con manguitos y cuellos de silicona. La rata no echaba nada de mal olor y completamente seca. Se bucea con botella de 12 litros y ala.

El buceo es una experiencia buenísima. Del frio, la cara y las manos se resienten, sobre todo los labios por eso las inmersiones no suelen durar más de 30 minutos. La inmersión es genial, aguas cristalinas como una piscina, formaciones de lava y la famosa grieta enorme, pudimos ver incluso una de las truchas árticas. La primera inmersión duró unos 35 minutos y se recorre la grieta entera. La grieta tiene tres partes. La primera es la parte más estrecha de la grieta, la segunda la llaman la catedral y es un ensanchamiento de la grieta y la tercera es un lago de poca profundidad que parece una autentica piscina.

La segunda inmersión duró 20 minutos y consistió en bajar a 20 metros de profundidad en la parte estrecha de la grieta. Esta inmersión es más sobrecogedora y hay partes donde se ven túneles con unos contraluces geniales.

de viaje en Islandia 1

Al terminar el buceo volvimos a Reykjavik a la que dedicamos la tarde para ver. La verdad que es bonita pero tampoco tiene mucho: una escultura, la catedral, el puesto de perritos donde Clinton se tomó un perrito y una calle comercial.

Buceo Silfra y paseo por Reykjavík

Aún así es un agradable paseo pero poca cosa para ser una capital. Con todo lo que llevábamos toca descansar.

Autor: Daniel Daniel Aniorte Martinez
Editores: Juan & Adrián, Islandia24
© 2014 por Islandia24, Octubre del 2014